Solo se atenderá con cita previa.

EL SINDROME DEL CUIDADOR

"Y tú, ¿Cómo estás?"

Acompañando a quien cuida: cuando cuidar también agota

Cuidar a una persona con daño cerebral adquirido (DCA) no es una tarea puntual.
Es una entrega constante, física y emocional, que se extiende a lo largo de semanas, meses, a veces años.
Y aunque nace del amor, también puede doler, agotar, silenciar, romper rutinas y vaciar fuerzas.

A menudo, quienes cuidan lo hacen en segundo plano, sin horarios ni descansos, sin pedir nada a cambio, sosteniendo lo invisible.

🔹 Pero hay algo que no podemos olvidar:
cuidar a alguien también es cuidarse.

¿Qué es el síndrome de la persona cuidadora?

Es un conjunto de síntomas físicos, emocionales y psicológicos que afectan a las personas que asumen el cuidado prolongado de alguien en situación de dependencia.
No ocurre por debilidad ni por falta de preparación.
Ocurre porque el cuerpo y la mente también tienen un límite.

Este síndrome no aparece de un día para otro.
Se va instalando poco a poco, con el paso del tiempo, cuando las necesidades de la persona afectada crecen, pero los apoyos no lo hacen al mismo ritmo.

¿A quién puede afectar?

A cualquiera.
Aunque tradicionalmente se ha identificado con mujeres de edad media, madres, parejas o hijas, lo cierto es que puede afectar a cualquier persona que asuma el rol de cuidador principal: hombres, abuelos, hermanos, amistades…
Nadie está exento.

Lo que tienen en común es esto:

  • Asumen gran parte del cuidado sin apoyo suficiente.
  • Se responsabilizan de todo: medicación, citas, higiene, alimentación, rehabilitación…
  • Comienzan a descuidarse sin darse cuenta.
  • Y, poco a poco, sienten que no pueden más… pero tampoco pueden parar.

¿Qué señales hay que tener en cuenta?

A menudo, quienes cuidan lo hacen en segundo plano, sin horarios ni descansos, sin pedir nada a cambio, sosteniendo lo invisible.

🔹 Pero hay algo que no podemos olvidar:
cuidar a alguien también es cuidarse.

Un camino que se repite

Muchas personas cuidadoras pasan por estas etapas sin darse cuenta:

  1. La entrega total

La persona asume todo el cuidado con energía, confianza y voluntad. Cree que será temporal.

  1. El desequilibrio

Empieza a sentirse sobrecargada. Las demandas aumentan, pero los apoyos y la energía no.

  1. La caída emocional

Aparecen agotamiento, frustración, enfado, tristeza, soledad… y también la culpa por sentir todo eso.

Lo que sientes es legítimo. Y es humano

💬 Puede que te hayas sorprendido reaccionando con nervios, cansancio, o incluso rabia.
💬 Puede que sientas que no estás a la altura, o que no reconoces en ti a la persona que eras.
💬 Puede que te sientas culpable por querer un rato para ti, por decir que no, o por no tener ganas de seguir el ritmo.

🔹 Nada de eso te hace peor cuidador o cuidadora.
🔹 Nada de eso invalida el amor o la entrega con la que acompañas.

¿Qué puedes hacer?

Aquí tienes algunas acciones concretas que pueden marcar una gran diferencia:

  • Comparte el cuidado. Pide ayuda. Involucra a otras personas del entorno, aunque sea con tareas pequeñas.
  • Expresa lo que sientes. Hablar con alguien de confianza o con un profesional puede aliviar muchísimo.
  • Escucha a tu cuerpo. Si tienes síntomas físicos, no los ignores. Descansar no es rendirse.
  • Respeta tus límites. No eres invulnerable. Tienes derecho a parar, a respirar, a delegar.
  • Cuida tus rutinas básicas. Comer bien, dormir lo mejor posible, salir a caminar, tener ratos de silencio.
  • Mantén algún espacio para ti. Leer, escuchar música, tomar un café a solas, hablar con amistades.
  • Busca momentos de respiro. Si puedes, organiza pequeñas pausas, aunque sea una hora a la semana.
  • No esperes al colapso. Pedir ayuda antes es el mayor acto de responsabilidad hacia ti y hacia la persona a la que cuidas.

En AFADACS también cuidamos a quien cuida

Sabemos que acompañar a alguien con daño cerebral no solo implica asistir a terapias o gestionar citas médicas.
Implica sostener todo lo demás: el día a día, las emociones, la incertidumbre, la familia, los silencios…
Y sabemos lo difícil que es hacerlo sin apoyos.

Por eso, en nuestra asociación también ofrecemos recursos específicos para las personas cuidadoras:

  • Atención psicológica individual
  • Grupos de apoyo emocional y acompañamiento
  • Formación para comprender los cambios que provoca el DCA
  • Espacios de escucha sin juicio, con confianza y respeto

Una última cosa...

Tú también importas.
Tú también necesitas cuidados, presencia, palabras que te alivien.
Estás haciendo lo mejor que puedes. Y eso… ya es muchísimo.

No estás solo.
No estás sola.

📞 Si lo necesitas, estamos aquí para ti.
Contacta con nosotr@s y déjanos acompañarte.